"A través de las investigaciones y las entrevistas que realicé para escribir mi libro he conocido a un montón de gente fantástica. Y también me he topado con muchas historias —algunas de ellas verdaderamente sobrecogedoras— en torno a la movilidad actual que ponen de manifiesto cómo excluye a unos y obliga a tener coche a otros. Todas estas historias me han llevado a luchar por una movilidad justa y sostenible. No soy quién para decir a nadie qué medio de transporte tiene que utilizar. Si te encanta ir en coche, no voy a convencerte de lo contrario. Pero sí quiero que las personas que no quieren utilizar el coche tengan las mismas facilidades que tú y se puedan mover en igualdad de condiciones. Lo más difícil es conseguir explicar a la gente que el sistema que tenemos genera desigualdades."

"Autokorrektur [Autocorrección], el título de mi libro, era una especie de marcador que yo utilizaba en Twitter. Cuando leía algo interesante relacionado con alternativas al uso del coche, lo marcaba con la etiqueta 'autocorrección'. Por ejemplo, el hecho de que en Holanda los niños formen largas colas de bicicletas para ir al colegio de forma segura, algo que la gente de allí llama 'el autobús escolar'. La idea es replantearse el uso del coche, la movilidad más allá del coche. No quiero que el coche desaparezca, sino simplemente que nos replanteemos su uso. Hoy en día utilizamos el coche una media de 45 minutos al día por persona. Teniendo en cuenta que estamos hablando de dos toneladas de acero y de doce metros cuadrados de espacio de aparcamiento, convendremos en que es un medio muy poco eficiente. Soy consciente de que hay muchas personas que dependen del coche para sus desplazamientos diarios. Pero quizás convenga plantearse si realmente lo hacen porque quieren o porque no tienen ninguna otra opción."

"En Alemania uno podría tener la sensación de que las cosas van bien, porque ves que pasan cosas, que aquí y allá aparecen carriles bici o medidas similares. Pero cuando levantas la vista y echas un vistazo a nuestros países vecinos, una se queda parada de ver lo mucho que nos falta todavía para estar ahí. Considero extremadamente positivo que en los últimos años políticos como Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se hayan implicado en el cambio de paradigma de la movilidad y lo hayan impulsado con convencimiento. Porque no se trata de habilitar 700 metros libres de coches en la avenida comercial Jungfernstieg de Hamburgo, sino de conseguir que, donde antes había ocho carriles de autopista, ahora se pueda pasear sin interrupción a lo largo de todo el Sena. Esto genera un antes y un después al instante, y seguro que nadie dice '¡Lástima que ya no puedan circular coches por aquí!'.  Sadiq Khan, alcalde de Londres, se ha comprometido a reducir la circulación de coches por el centro de Londres en un 30 % para 2030. En Alemania, por el contrario, nuestros objetivos tienen esta pinta: `Mínimo 15 millones de coches eléctricos en nuestras calles'. ¿Y qué se supone que quiere decir esto? ¿15 millones además de los coches de gasolina o en lugar de estos? ¿Significa esto que se va a reducir el número de coches en circulación o que, por el contrario, va a aumentar? Que cada vez se vendan más coches deja meridianamente claro que la política de tráfico actual no es para nada democrática, que no busca un equilibrio con otras formas de transporte."

"Hace poco leí los resultados de una encuesta en la que las personas que viven en el medio rural afirmaban que están igual de dispuestas a utilizar la bicicleta como medio de transporte que sus homólogos urbanos. Alrededor del 50 % afirmaba que se pasaría de inmediato a la bicicleta si contaran con carriles bici adecuados, algo que brilla por su ausencia en los entornos rurales. Las infraestructuras con las que cuenta el pueblo natal de mis padres, por ejemplo, son una muy mala copia de las que existen en la ciudad. Algunas de las conversaciones que he mantenido para poder escribir mi libro me han abierto los ojos. Cuando las personas que viven en el campo se jubilan y descubren el placer de la bicicleta eléctrica, se dan cuenta de lo mal que está realmente la situación: sin apenas espacio para circular, los coches los adelantan casi rozando y uno tiene la sensación de que va a morir atropellado en cualquier momento como un cervatillo. Antes, naturalmente, siempre iban en coche y no eran conscientes de esto. Las carreteras interurbanas de cuatro carriles ofrecen, por ejemplo, la posibilidad de convertir uno de los carriles en un carril bici y establecer una alternancia entre los coches que circulan en ambos sentidos, de modo que en algunos tramos puedan adelantar unos y en otros, los otros.

"Las E-Bikes son un excelente medio de transporte para ir al trabajo. Incluso se podría borrar una del gimnasio, porque el deporte ya lo haces de camino al trabajo. En este contexto destacan fórmulas como el 'leasing de bicicletas de empresa'. En el marco de mi investigación conocí a un hombre que se dedica a limpiar vagones de tren, un trabajo bastante mal pagado. Un día se puso a analizar minuciosamente sus gastos y, como consecuencia, decidió deshacerse de su coche viejo para comprarse una buena bicicleta eléctrica. Después decidió darse de baja del gimnasio y, a resultas de todo ello, ahora va por la vida bastante más relajado. Si analizamos la movilidad desde el punto de vista de los menos privilegiados, el coche ocupa en muchos ámbitos un segundo plano. Las fórmulas de electromovilidad más exitosas que conocemos hoy son el tren y las bicicletas. Los coches completamente eléctricos, que apenas llegan al 2 % del total, todavía no los podemos calificar de historia de éxito."

"En el marco de la invitación que recibí por parte de dos jóvenes miembros de sendos consejos comarcales, tuve la oportunidad de exponer mis ideas acerca de la movilidad en el ámbito rural. Estas dos personas han sido padres recientemente y llevan a sus hijos al colegio en bicicleta, por lo que han podido comprobar en primera persona lo peligroso que es desplazarse en este tipo de vehículo por las carreteras rurales. Creo que representan claramente a una nueva generación de políticos que creen realmente que pueden cambiar cosas en las comunidades en las que viven. Tienen otro concepto de la familia, del trabajo y, naturalmente también, de la movilidad, y saben que las circunstancias cambian a lo largo de la vida y que, por tanto, las soluciones se tienen que ir adaptando a cada fase. La libertad de elección es, en este sentido, un instrumento fundamental para impulsar el cambio de paradigma. Solemos partir de la base de que las personas que van en coche van a seguir yendo siempre en coche, pero, ¿qué pasa con las que no tienen carné de conducir? ¿Qué alternativas les ofrecemos? En tiempos de fuerte competencia entre regiones es imprescindible ofrecer buenas opciones de movilidad, y no solo a las personas que van en coche. La realidad es que tener un coche es un lujo. Solo la mitad de los trabajadores considerados 'precarios' tiene coche, y la otra mitad seguramente prefiere emplear el dinero que cuesta mantener un coche en cosas más importantes para su subsistencia, para no tener que trabajar principalmente para pagar el coche.

"Los expertos del sector del transporte público deberían sentarse a una mesa con el sector de la bicicleta y sectores afines para determinar conjuntamente la mejor forma de conseguir que los coches se vuelvan obsoletos. Un solo medio de transporte nunca va a ser la solución. Los patinetes eléctricos, por ejemplo, no pueden sustituir en masa a los coches, pero sí que nos permiten ir a la estación para coger el tren o recorrer distancias cortas en el medio rural. Lo importante aquí es hablar de movilidad como garantía de futuro. En lugar de descartar todo aquello que no sale rentable, tenemos que plantearnos que somos un país desarrollado y que queremos garantizar un nivel de movilidad y de calidad de vida adecuado para todos sus habitantes. No es una cuestión de números. Porque el tráfico de coches hace ya mucho tiempo que dejó de ser rentable, o solo lo es porque las pérdidas que genera las asume la sociedad." 

Katja Diehl es experta en sostenibilidad y movilidad. Bajo el eslogan de marca She Drives Mobility investiga la movilidad del futuro, los nuevos modelos de trabajo y la diversidad. Aunque desarrolla su trabajo principalmente en los países de habla alemana, también se la conoce en muchos otros países europeos.

Para Katja, la movilidad no es ningún término técnico sino más bien un reto global, el reto de cambiar nuestro comportamiento y nuestra mentalidad. Para conseguirlo, quiere poner siempre a la persona en el centro y desarrollar soluciones viables precisamente junto con las personas que tienen que cambiar su forma de moverse.

Katja ha escrito
Autokorrektur – Mobilität für eine lebenswerte Welt, editorial S. Fischer Verlage
[Autocorrección - Movilidad para un mundo digno]